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La pirámide de Maslow

Supongo que a los lectores que se formaron hace unos cuantos años les sonará la pirámide de Maslow. En filosofía, creo que se trataba, y, dependiendo de los estudios complementarios, otra vez. Probablemente los lectores más jóvenes la hayan descubierto recientemente gracias a un anuncio de automóviles.
Básicamente Maslow estableció una jerarquía de necesidades en base a 5 niveles: necesidades fisiológicas, de seguridad, aceptación social, autoestima (necesidades del déficit) y de autorrealización (necesidad del ser). Sólo una vez fueran satisfechas las necesidades inferiores dedicaríamos la atención a necesidades "superiores".

Esto, que hace años parecía de cajón (sin quitar mérito a Maslow por su formulación), hace tiempo que viene requiriendo una revisión, porque, por una parte, no queda demostrado que el individuo se "autoactualice" y, por otra, se viene observando una creciente inversión de la pirámide: no es extraño observar conductas generales tendentes a "saltarse" la jerarquía (el que pide un crédito para irse de vacaciones a Maui/comprarse un cochazo y luego ya veremos, el emprendedor que sacrifica las necesidad de seguridad momentáneamente para empezar a cubrir las necesidades más "altas"...seguro que se os ocurren más ejemplos).

Pues eso, no es más que una reflexión (no sé si "autoactualización", jeje) que he hecho a raíz de ver el citado anuncio, que me recordó la dichosa pirámide. Ahí queda, para que le déis una vuelta ;P

Comments (2)

No tengo tan claro que la propuesta de Maslow esté tan desfasada, y creo que sigue siendo válida. Otra cosa es que desde 'nuestra perspectiva' (eurocéntrica y autosatisfecha), nos engañemos pensando en las necesidades básicas ya están cubiertas en nuestras 'civilizadas' y 'modernas' sociedades, (lo que es radicalmente falso), y además 'creamos' que un cochazo o unas vaciones 'pijas' ayudan a nuestra autoestima y reconocimiento social, ... es uno de los efectos más claros que produce esta sociedad basada en el consumo sobre las personas.

1. Opinión de José Manuel Moreno González
2. Autor de la obra “El Impulso integral” (un estudio de la Mecánica Consciente que determina las conductas).
El señor Maslow trata de jerarquizar las tendencias, pero se olvida de las conductas. Primero debería jerarquizar a los individuos, pues las tendencias y las conductas dependen en gran medida del entendimiento y el criterio.
La jerarquización a que él se refiere, parece corresponder a un individuo con un mínimo de inquietudes, que organiza su vida para tener una posición confortable en su edad pasiva.
Pienso que en la actualidad, las necesidades primarias son muchas veces postergadas a la vocación, es decir, que no sólo de pan vive el hombre, y hay ejemplos de infinidad de personas que se realizan a través de su vocación.
Si el señor Maslow hubiera tenido conocimientos profundos sobre la mecánica consciente que determina las conductas, y sobre la estrategia genética, en la cual también está diseñada nuestra conciencia, podría darse cuenta de que las tendencias naturales de los seres humanos, no están representadas en sus jerarquías piramidales.
En la clasificaciones jerarquizadas de Maslow se ha considerado al ser como una individualidad que lucha entre las necesidades y las posibilidades, sin un concepto más profundo de su esencia como conciencia materializada, esto es, sin un conocimiento previo de si mismo y de sus facultades.
El concepto de conciencia, se refiere a la potencia que crea, organiza, y controla el organismo, pero suele confundirse con la reflexión, la toma de partido, o el entendimiento de una situación, y al concebir de ese modo la conciencia, la psicología piensa desde la perspectiva equivocada de que es el individuo el que controla la conciencia, en circunstancias de que es la conciencia la potencia que crea y controla todas las conductas del ser, tanto voluntarias como automáticas del, desde su nacimiento hasta su muerte.
Se habla entonces de “doble conciencia”, “mente consciente”, y “desdoblamiento de la conciencia”, ideas necesarias para sus teorías, pero que no tienen ningún fundamento real.
Esa forma equivocada de entender la conciencia, hace que a la atención del pensamiento se la considere vagamente como una “energía psíquica”, y al estudiar la mente se entre en un juego confuso e interminable de lo que han dado en llamar “mecánica de asociaciones” o “acontecimientos psíquicos”, considerando esos estados como ajenos al control consciente, cuando en realidad nada en absoluto escapa a ese control, y tales situaciones corresponden al razonamiento como dominio relativo de la conciencia.
Esto hace también que, ante la dificultad de desenredar la madeja de los sentimientos, la psicología recurra a los símbolos para representar en una palabra, un concepto, o una imagen, toda una secuencia de obsesiones y resentimientos conflictivos.
Es curioso que, aún cuando la psicología ha llegado a aceptar la atención del pensamiento como “energía psíquica”, no haya entendido que el pensamiento sólo es el hilo conductor de la potencia consciente que crea y controla la vida, por lo que debería modificar muchas de sus teorías equivocadas, dedicando una mayor atención al estudio en profundidad de la mecánica con la que esa potencia controla las conductas.
Siguiendo las diferentes situaciones de la atención del pensamiento, la concienciología ha llegado a un esquema conceptual del desarrollo de los controles conscientes, a partir de un concepto trinitario de la conciencia en sus tres dominios de movimiento, razonamiento, y propósito, cuyas funciones y control de las conductas pueden ser voluntarias o automáticas, según esté o no presente el foco de atención del pensamiento, el cuál podría compararse, a modo de ejemplo, a la función que cumple la flecha accionada por el ratón en un computador.
Antes de que el organismo comenzara a integrase, la conciencia ya era una potencia integradora y organizadora, como lo demuestra la estrategia genética cromosomática (ADN) en la cual no sólo están determinadas las pautas de conductas celulares, sino que también , como se ha dicho, están programadas y determinadas nuestra facultades conscientes
Esta definición del ser humano como creación y medio de desarrollo orgánico de una potencia consciente materializada, debe reemplazar al antiguo y confuso concepto de una individualidad dividida en un cuerpo físico y un alma de características indefinibles, pues no sólo permite el esquematizar los tres dominios conscientes en sus vías voluntarias y automáticas, sino también explicar de manera conceptual el origen, la formación, y la mecánica de las frecuencias repetitivas, la funcionalidad, los razonamientos, los sentimientos, las objetivaciones, y los conflictos, como productos de la mecánica consciente del ser..
Estos concepto concienciológicos son nuevos e inéditos. Las personas que deseen mayor información respecto a la mecánica consciente que determina las conductas, pueden solicitarla de manera gratuita a j_m_e_moreno@yahoo.es